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Ante el nacimiento de un nuevo miembro en la familia, puede ocurrir que surja inevitablemente los celos del hermano, y esta situación podría prolongarse incluso hasta la adolescencia. Algunos niños lo manifiestan de manera variada, muchos, por ejemplo, tratan de ocultar la situación. Se trata de una etapa en la que definitivamente requieren comprensión y apoyo, situación que los padres deben saber manejar.
Resulta ser algo habitual en cualquier familia, ver que los hermanos tengan celos entre sí, sobre todo si al primer hijo le toca la oportunidad de recibir al hermano. Hay que hacerle entender que el cariño de los padres no se perderá.
Los padres tienen que conocer a sus hijos explicándoles porque su comportamiento se está mostrando incorrecto, expresarles su cariño pero dejando en claro que no aprueban la actitud errada que puedan estar demostrando ante la llegada de su hermanito. Hay que aclarar las normas de convivencia familiar para satisfacción de todos.
También existen casos de niños que por el contrario les dan una muy cordial bienvenida al nuevo integrante y son un gran apoyo para los padres. El universo de los infantes es tan variante y cada quien reacciona de diferentes formas ante una misma situación. Existen pequeños que prefieren ignorar y no quieren ni hablar del nuevo hermanito, demostrando cierta hostilidad hacia la madre, con un comportamiento opositor o de desprecio. Este tipo de actitudes se manifiestan también en el colegio, donde se enfrentan a otros niños, buscando llamar la atención. De otro lado, están los niños que colaboran con la mamá con la finalidad de asegurarse su amor maternal. Leer el resto de este artículo ⇒
Siempre hemos escuchado decir la educación de los hijos viene del hogar, es así que debemos ser conscientes de estas palabras, para impartir buenas enseñanzas que queden en la memoria para toda la vida. Evitar que los niños se acostumbren a las rabietas y llantos para conseguir lo que deseen, de tal forma que transformaremos un pequeño mimado en un niño tirano que puede llegar a destruir la convivencia y paz de la familia. Desde bebés tenemos que marcar límites a los hijos, ser firmes con nuestras decisiones y educarlos con mucha tolerancia, de tal manera que desarrollaremos mejor su conciencia y empatía hacia los demás.
Es innato en todos los padres querer proteger a los hijos para que no sufran y evitar que sus hijos padezcan incomodidades. No soportaríamos una mirada de desprecio o un arrebato del pequeño que nos haga sentir como los peores padres. Muchas veces para evitar que los hijos nos lancen un “te odio” o “los padres de mis amigos no los obligan” etc. hacemos cualquier cosa para complacerlos y sin pensarlo terminamos cambiando reglas establecidas y dándoles lo que quieran en ese momento. Teniendo esta actitud solo contribuiremos a maleducarlos, no confundamos el hecho de que el niño esté contento solo porque accedemos a sus caprichos, debemos saber diferenciar las enseñanzas que les brindamos.
Por naturaleza, es conocido que los niños mienten, en algún instante de sus vidas.
Ello suele ocurrir con frecuencia en los pequeños menores de cinco años, lo cual es comprensible porque se encuentran en una etapa donde todo es fantasía y magia.
Sin embargo, cuando observamos que superada esta edad continúa en esta práctica, debemos preocuparnos, ya que podría ser un indicio de inseguridad o falta de autoestima. Como padres hay que darles el ejemplo necesario, por ello evita lanzar una mentira delante de ellos.
Algunas personas han mentido en diferentes momentos de sus vidas, ya sea por conveniencia, interés, respeto, necesidad, desesperación o simplemente por gusto. Las mentiras evolucionan junto con nuestra personalidad, sin embargo, si esta se convierte en algo persistente, llegando a trastornar nuestra vida o la de los que están a su alrededor, se convierte en algo patológico y peligroso.
Sería ideal que los hijos nunca mientan a sus padres, confíen en ellos y les digan siempre la verdad. Podemos lograrlo mientras hayamos inculcado ciertos hábitos de conducta y sobre todo un gran ejemplo. Hay que tener cuidado si observamos que un niño aún pequeño comienza a mentir y reconoce que obtiene algún beneficio al respecto. Puede resultar contraproducente, ya que más adelante puede decir mentiras para evadir responsabilidad o engañar para probar sus propios límites. Leer el resto de este artículo ⇒
Una de las características que observamos en la educación que le brindamos a los niños es la “sobreprotección”. Ello ocurre cuando los bebés son todavía indefensos y no pueden valerse por sí mismos, así los padres les dedican su tiempo, espacio y economía, regalándole todo de sí a su querido hijo.
Todo marcharía bien si no fuera porque los padres adquieren una conducta inadecuada, al querer continuar con esta protección conforme vayan transcurriendo los años, creyendo que los hijos seguirán siendo dependientes de nosotros. Hay que reconocer que los niños necesitan descubrir los estímulos que surgen alrededor de ellos.
No es posible mantener esta inseguridad paternal, ya que demuestran una actitud sobreproteccionista, resultando inclusive ser egoístas.
Hay que enseñar a los niños a resolver sus propias situaciones conflictivas, ya que deben aprender a valerse por sí mismos y dar solución a los inconvenientes que se puedan presentar. No debemos actuar antes de que ellos encuentren las respuestas, puesto que provocaremos que nuestros hijos sean dependientes. Podemos aconsejarles o guiarles, pero siempre dejando que también se formen una opinión al respecto.
Por regla general siempre nos han inculcado que ser competitivo, ambicioso o tratar de ser el mejor, resultan ser conceptos básicos para alcanzar el éxito en las tareas a emprender. Leer el resto de este artículo ⇒
Para muchos padres puede resultar un dolor de cabeza, cuando los niños empiezan las vacaciones, sobre todo sino están bien organizados pueden llegar a perder la tranquilidad y paz deseadas cuando llegan a casa luego de un día arduo de trabajo. Recuerda que los pequeños también descansan después de haber estudiado un periodo escolar.
Las vacaciones de verano pueden resultar estresantes si no están acompañadas de una pequeña agenda que lleve a disfrutar y sacar el máximo provecho junto a los hijos. Este es un instante ideal para romper con las rutinas del año, buscar el descanso y la vida placentera que todos se merecen, sobre todo después de un gran esfuerzo laboral.
Quizá para los adultos resulte sencillo disfrutarlas cuando están solos, pero a partir de que tienen la difícil tarea de ser padres, la planificación de las vacaciones puede ser tediosa, debido a diversos factores. Hay que pensar en qué hacer con ellos, cómo distribuir mejor el tiempo, qué actividades serían más apropiadas, teniendo en cuenta que se pasará mayor tiempo junto con la familia. Leer el resto de este artículo ⇒
Hay que tener en cuenta que las expresiones de enfado y frustración son naturales durante el juego. Juguetes como las marionetas, muñecos y casitas de muñecas consiguen que estos sentimientos sean más seguros, menos ansiosos y más cómodos para el niño. Un pequeño o bebé descarga su enfado a través de los berrinches y rabietas. En el momento que empieza a razonar, estos arranques se harán de manera verbal en lugar de física.
Debes tener presente que si el niño exagera sus movimientos expresando formas que no son aceptables como lanzar juguetes o romper cosas, tu reacción tiene que ser inmediata. En lugar de que te enfades con él, demuestra tristeza por la ruptura del objeto, guardándolo sin sustituirlo por otro, de esta manera le enseñarás que la consecuencia inevitable es aceptar que el juguete ya no está, debido al mal comportamiento.
Con estas acciones ayudas a que el niño vaya madurando y se dé cuenta del resultado de sus actos. Así entenderá lo que es el dolor, la frustración o el enfado. Siempre hay que corregirlo cuando observas conductas inadecuadas, por ejemplo si hace daño a alguien, ya sea de manera accidental o deliberadamente, hay que enseñarle que no es aceptable y debes hacerle entender que hay límites en el comportamiento y cuáles son éstos. Es importante establecer los límites, en todo tipo de entorno, en el hogar, en el colegio, con los amigos o de visita. Hay que observarle y escucharle, en todo tipo de situaciones, no adelantes juicios precipitados. Leer el resto de este artículo ⇒
Un niño bien educado es el reflejo de lo que aprendió en casa, por ello debemos poner énfasis en los primeros años de vida del menor para enseñarles ciertas normas y principios que van a regir su vida futura. Enseñar valores, hacer que comprendan a los demás, orientarles a alcanzar objetivos y metas, lograr que sean personas íntegras que se guían por un norte.
Los pequeños suelen aprender a través de tres vías: copiar modelos, seguir instrucciones y valorar las consecuencias de sus acciones. Ellos se interesan en prestar atención en las personas que admiran, imitando algunos actos que le sirven de referencia. Por lo tanto, los padres o profesores son una de las personas más cercanas para transmitirles generosidad, empatía o solidaridad hacia los demás.
Hay que recordar que cada acto, se convierte en un mensaje que emitimos y todo será captado por el niño, es así que debemos cuidar las formas, para educar a los hijos correctamente. Si sucede lo contrario, y no les hablamos de las conductas que pueden producir valores importantes, no podrá interiorizarlos. Leer el resto de este artículo ⇒
Es importante que desde un inicio sepamos controlar las rabietas que puedan presentar los niños cuando quieran conseguir algo. Seguramente, más de un padre de familia ha tenido que pasar por la angustiosa situación en la que su hijo llora y patalea sin parar, tratando de lograr algo. Ello nos puede generar la desesperación de no poder contener los nervios, sin embargo, hay que estar un paso adelante, para no dejarnos influenciar.
Generalmente, los pequeños a partir de los 2 años comienzan a desarrollar su independencia, evitando que los padres les digan lo que deben hacer, es ahí cuando empiezan a querer tomar dominio de la situación, lo cual no podemos permitir, ya que ello deriva en una mala educación.
Las ocasiones en las que ocurre este tipo de comportamiento, es cuando los niños se encuentran haciendo algo y sus padres les dicen que deben hacer otra cosa como bañarse o arreglar el cuarto, asimismo, cuando sabemos que no puede comer dulces o golosinas, ellos insisten en que se les antoja un determinado alimento. Peor aún cuando están jugando con sus juguetes y sienten que les interrumpen al cortar las acciones que están realizando. Leer el resto de este artículo ⇒
En estos tiempos en que el mundo avanza aceleradamente es necesario hacer un alto para poner atención a nuestros hijos, hay que estar pendientes de la educación y cuidado de ellos, ya que desde pequeños debemos guiarlos para que no tengan problemas futuros. Muchas veces, los padres están preocupados del sostenimiento de la familia, la parte económica, por lo que permanecen largas horas de trabajo fuera de casa, descuidando la figura paterna.
Recuerden que los padres son los únicos que pueden brindar ese ejemplo primordial que ellos necesitan para continuar creciendo. ¿Quién más que papá o mamá para guiar a nuetros hijos en el camino de la vida?
El vínculo entre madre e hijo es innato y natural. La relación entre padres e hijos se construye desde que nacen, estableciendo un fuerte lazo que los une, ello se va fortaleciendo con el paso de los años, al inicio no es fácil reconocer las responsabilidades, pero con el transcurrir del tiempo, todo se torna más sencillo. Es importante dedicarles un buen tiempoy compartir actividades juntos.
Uno de los más trascendentales momentos en la vida de cualquier pareja es el nacimiento de su hijo, a partir de ahí, muchos adquieren el compromiso de siempre estar con ellos, tratando de evitar separarse, buscando inclusive cualquier excusa para permanecer a su lado. Leer el resto de este artículo ⇒