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Uno de los prodigios de la naturaleza es el don que tiene toda madre para la producción de la leche. El principal estímulo para inducirlo es la succión del bebé.
La cantidad de leche que se produce depende del tiempo de exposición del bebe al
pecho de la mamá, se considera que cuanto más se vacía, más leche se produce.
Ello se ajusta a lo que el niño toma y a las ocasiones que vacía el pecho al día.

Madre dando de pecho

Dando pecho

La calidad de la leche materna varía de acuerdo a las  necesidades del niño. Durante los primeros días, la leche presenta un color amarillento (calostro), conteniendo mayor cantidad de proteínas y sustancias anti infecciosas, más  delante aparecerá la leche madura.

La leche materna jamás será considerada de baja calidad, ya que siempre será adecuada para el bebé. Aunque su aspecto pueda parecer “aguado” al principio de la toma, al final de la misma aumentará su contenido en grasa.

Es importante que no se utilicen chupetes ni biberones, porque el recién nacido
puede confundirlo y posteriormente agarrar el pecho con menos eficacia. Asimismo,
se pueden generar algunos problemas como grietas en el pezón, mastitis y falta de
leche, por lo que tampoco se recomiendan utilizar pezoneras, además que acortan la
duración de la lactancia, haciéndola muy incómoda.

Es esencial ver la posición ideal para dar de lactar, de esta manera se evitarán las
grietas ello puede consultarse al pediatra, enfermera de pediatría o experta en
lactancia.

La cantidad de tomas recomendables

Ello es diferente para cada bebé y madre, variando según la edad del infante y de
una toma a otra. También se debe destacar que la composición de la leche no es
igual al principio y al final de la toma, tampoco es lo mismo en los primeros días de
vida o para un bebé de 6 meses.

Se observa que la leche del principio resulta ser más aguada, sin embargo posee la
mayor cantidad de proteínas y azúcares. Por su parte, la leche del final de la toma es
menos abundante, pero tiene más calorías, ya que el contenido en grasa y vitaminas
es superior.

No hay reglas fijas en este tema, es así que el número de tomas que el niño realiza
al día, como el tiempo que invierte en cada una, es muy variable. Un niño puede
mamar a los 15 minutos de haber realizado una toma o por el contrario, tardar
más de 4 horas en requerir la siguiente. En los primeros 15 ó 20 días de vida es
recomendable intentar que el niño ingiera al menos unas 8 tomas en 24 horas.

Lo ideal es permitir que el bebé determine el tiempo que desee lactar de manera
espontánea, no se les debe limitar la toma, es importante que quede satisfecho
dejando que ingiera la leche del final de la toma.

Lo fundamental es que el niño logre terminar la leche alternando los dos pechos de la
madre, a pesar de que algunos se sienten satisfechos lactando de un solo pecho.
Cuando se da el caso de tomar de ambos pechos es posible que el niño no vacíe
completamente el último, por lo que la toma siguiente deberá iniciarse en éste.

Lo que se debe evitar es el desarrollo de una mastitis, lo cual puede producirse si se
acumula indebidamente la leche. Lo óptimo es que el cuerpo de la madre acople la producción de la leche a las necesidades de su hijo. En ese sentido lo más recomendable es permitir al bebé culminar con un pecho antes de ofrecer el otro.

   

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