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El movimiento que pueden realizar los niños se divide en motricidad fina y motricidad gruesa.
La motricidad gruesa es la que hace referencia a los movimientos de grandes grupos musculares, a la posición del cuerpo y a la capacidad de equilibrio. A medida que el niño va creciendo, empieza a mover de manera coordinada los músculos de su cuerpo, comienza a tener equilibrio, empieza a disponer de fuerza, velocidad y a agilidad en todos sus movimientos…
Evidentemente, el nivel de evolución es diferente -en cierta medida- de unos niños a otros en función de su sistema nervioso, su genética, su forma de comportarse, y el grado de estimulación de su entorno.
El grado de desarrollo de la motricidad gruesa va desde el cuello, pasa por el tronco del niño y la cadera, y finalmente termina en las piernas.
Cabe señalar que el desarrollo de la motricidad gruesa pasa por las siguientes fases:
1. El control de la cabeza a los 2 meses. El bebé comienza con este control cefálico. Por ejemplo, cuando el bebé está tumbado debe ser capaz de levantar y mover la cabeza. Para esto, necesita ir cogiendo fuerza en su cuello y en su espalda, además de hacer uso de las manos.
Un buen ejercicio para que el bebe vaya tomando control de la cabeza es mostrarle juguetes de colores o sonajeros cuando está tumbado boca abajo para que levante la cabeza.
Otro ejercicio es que gire la cabeza 90º o 180º
2. Control rodando. Cuando controla la posición de su cabeza ayudándose de brazos y manos, lo normal es que el niño aprenda a desplazarse rodando. Esta fase suele implicar de los 4 a los 6 meses.
Se puede favorecer el control de rodar del bebé del siguiente modo: se coloca al bebé de espaldas en el suelo sobre una superficie blanda, se le estimula para que gire la cabeza hacia un lado, luego se le levanta el brazo y se le ayuda a doblar la pierna opuesta ayudándole desde el hombro para que pueda realizar el movimiento de giro.
3. Saber estar sentado. Para poder dominar la sedestación que tiene lugar a partir de los 6 meses, el bebé tiene control de su cuello y cabeza, coordina movimientos de brazos y manos, sabe rodar hacia los lados… En esta fase el bebé aprende a estar sentado controlando su tronco en equilibrio.
El bebé puede estar sentado un ratito si alguna persona o algo le sostiene. Hay que evitar que arquee la columna, para ello, es recomendable sujetar al bebe con fuerza por las caderas, de este modo, la espalda se fortalecerá y permitirá tener un buen equilibrio. Poco a poco, el bebé controlará mejor el cuello y la espalda hasta lograr estar sentado sin apoyos o ayudas.
Un buen ejercicio o juego para el niño es situarle sobre el suelo firme y darle en a zona de las caderas, a la vez, se le ayuda a que se apoye sobre sus manos al frente.
También se le puede colocar en un asiento para bebes, por unos pocos minutos y se le facilitan algunos juguetes o tableros de actividades para que se distraiga y poco a poco vaya adaptándose a esta posición.
4. Gatear. Supone un importante avance para el bebé en el sentido neuronal y de coordinación. El bebé empieza a gatear sobre los 9 meses, pero puede ser también antes o después. Cuando el niño es capaz de sentarse sin apoyo, ya puede ponerse a gatear, primeramente, comenzará arrastrándose. Lo que se debe tratar de conseguir es que el bebé empiece a coordinar correctamente los movimientos de piernas y brazos (adelanta el brazo izquierdo y a la vez la pierna derecha y del mismo moda, adelanta brazo derecho y piernas izquierda), de este modo, el bebé irá tomando control y conciencia de su propio cuerpo, a la vez, que aprende a desplazarse en el espacio que le rodea.
Normalmente, todo esto supone -pero no siempre- la antesala antes de empezar a caminar.
Un buen ejercicio es, con el bebé sentado, ayudarle a apoyar las manos hacia adelante, doblarle las rodillas y dirigirle los pies atrás. De este modo, quedará en posición lista para gatear. También es posible hacer esto mismo sobre un rodillo o pelota de gateo.
5.- Caminar. Suelen empezar a hacerlo a partir de los 12 meses. Las fases mencionadas son previas antes de empezar a caminar normalmente. El bebé antes de poder andar, debe ser capaz de mantener el equilibrio estando de rodillas o de pie, de tener una correcta coordinación motora, de saber pararse y empezar a dar los primeros pasos con equilibrio.
Se le puede ayudar dándole apoyo al principio, y más adelante, cuando tenga equilibrio que lo haga él solo.
A la vez que el bebé desarrolla la motricidad gruesa, se presenta el desarrollo de la motricidad fina, y después del primer año es posible ver al bebé agarrando objetos más fácilmente, dado que dispone de un mayor control de la presión tipo pinza, lo cuál, permitirá empezar a hacer mayor uso de las manos.
La evolución lógica de la motricidad gruesa mencionada es vital para el bebé, hay que prestar la debida atención y potenciarlo dado que será la base que permita desarrollar otras actividades, bien intelectuales, bien afectivas, así como detectar si hubiera algún trastorno psicomotor, muscular o de postura correcta.
Han dejado 3 comentarios...
Paula Manjarres
3 de abril de 2016 a las 3:21 AM
Hola me gusto mucho tu artículo tanto que quiero citar algunas cosas en un trabajo que tengo, y quería preguntarte si puedes darme tu nombre o al menos tu “alias” y si es posible el año en el que escribiste el artículo para poder referenciarlo. Gracias
admin
28 de junio de 2016 a las 9:14 AM
Hola Paula
¿Qué tal?
Me alegra que te gustara, mi nombre es Isable Duarte y soy licenciada en psicología y pedagogía.
Un saludo
Clemencia Montoya
12 de septiembre de 2016 a las 4:13 AM
Lindo tema gracias.