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Comer juntos en familia ayuda a que los niños aprendan y asimilen las formas correctas para permanecer en la mesa. Adquieren los buenos hábitos de alimentación, aprendiendo a comer de todo, disfrutando de las comidas saludables, nutritivas y sanas. Además que es un momento ideal para conversar y compartir con los miembros de la familia, desarrollando las habilidades del lenguaje.
Los pequeños que están acostumbrados a comer con los padres, suelen ser niños que preferirán las comidas saludables cuando sean mayores. Por encima de todo, está el beneficio de compartir con la familia, fortaleciendo los lazos de confraternidad.
No hay que dejar que el ritmo de trabajo gane la partida. Muchas veces por los horarios y las agendas recargadas, los miembros de la familia, suelen almorzar apurados y de manera separada en horas distintas. Ello se convierte en una desventaja para los niños, porque no se comparte como debiera, las ocurrencias del día y los instantes en los que pueden enseñarles detalles adicionales.
Existen estudios que señalan que comer o cenar en familia, permite obtener beneficios en las habilidades académicas y de comunicación. Los niños que comen y establecen una conversación con adultos, tendrán la oportunidad de escuchar nuevas palabras y expresiones que los ayudarán a enriquecer su lenguaje. Además se ha demostrado cómo los pequeños que comen con sus respectivas familias, 4 a 5 veces en la semana, tendrán mejores resultados académicos que aquellos que no lo hacen o comen menos, sin influir que la madre trabaje fuera o dentro de casa.
Los niños requieren que les orientemos rutinas en las actividades que van a realizar, por ello es ideal ordenarles un horario para las comidas y que sientan que es un momento especial para ellos. Es recomendable para aprovechar este espacio, que no haya juguetes ni juegos por medio, ni televisión y radio, o cualquier otro objeto que pueda servirles de distracción. Hay que aprovechar el tiempo para tener fructíferas conversaciones en familia.
Hay ocasiones en las que no tendremos tiempo para comer juntos o por diversas circunstancias que se puedan presentar, pero siguiendo estos consejos prácticos podemos disfrutar de un momento agradable y placentero junto a la familia.
-Planificar: Se puede elaborar una lista de menú en la semana, que ayude a preparar una relación de las compras a realizar, considerando las necesidades de nutrición básicas en el niño. Así evitaremos que al hacer las compras nos falten ingredientes esenciales. Organizarnos de tal manera, que se fijen horarios en la semana para realizar un número de comidas familiares, las cuales pueden darse los fines de semana.
-Preparar: Hay que invitar a los niños a participar de la preparación de la cena, como enseñándoles a poner la mesa, lavar los alimentos que se necesiten, o probar la comida. Cuando ya tienen alrededor de los 10 años, los infantes pueden realizar más labores, involucrándose activamente, inclusive podemos encargarles de la organización y preparación de la comida.
-Disfrutar: Comer juntos en la familia, debe ser una actividad inigualable, un momento para distraerse y olvidarse de los problemas. Los niños aprenden la importancia de trabajar en equipo, disfrutando del trabajo realizado.
-Aprender: Enseñarles a comportarse en la mesa y las buenas costumbres. Hay que esperar a que todos los miembros estén presentes con la comida servida para cada uno y desear que la comida dé buen provecho.
Puede ser que la cena se convierta en una carga pesada, si llegas cansado al hogar, pero hay que pensar que lo positivo del momento es que se compartirá un tiempo valioso con lo suyos, donde se relajarán, comunicarán y aprenderán juntos.