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Un niño bien educado es el reflejo de lo que aprendió en casa, por ello debemos poner énfasis en los primeros años de vida del menor para enseñarles ciertas normas y principios que van a regir su vida futura. Enseñar valores, hacer que comprendan a los demás, orientarles a alcanzar objetivos y metas, lograr que sean personas íntegras que se guían por un norte.
Los pequeños suelen aprender a través de tres vías: copiar modelos, seguir instrucciones y valorar las consecuencias de sus acciones. Ellos se interesan en prestar atención en las personas que admiran, imitando algunos actos que le sirven de referencia. Por lo tanto, los padres o profesores son una de las personas más cercanas para transmitirles generosidad, empatía o solidaridad hacia los demás.
Hay que recordar que cada acto, se convierte en un mensaje que emitimos y todo será captado por el niño, es así que debemos cuidar las formas, para educar a los hijos correctamente. Si sucede lo contrario, y no les hablamos de las conductas que pueden producir valores importantes, no podrá interiorizarlos.
El ejemplo que se les brinda a los niños es sumamente básico para educarlos dentro de los parámetros establecidos. Hay que ser cuidadosos con la imagen que proyectamos, ser consecuentes con nuestros actos, demostrarles con gestos y acciones lo que nos agradaría observar en ellos.
Es importante considerar una dificultad con la que podemos toparnos, cuando el niño comparte y comprende lo que sienten las demás personas, generalmente lo realiza sin recibir recompensa alguna, sobre todo en el corto plazo. Por ello, resulta complicado que un buen comportamiento se mantenga con el transcurrir en el tiempo.
Hay que enseñarles a asociar conductas positivas, generosas, empáticas y solidarias con el placer y bienestar. Debemos lograr que adopten buenos comportamientos y demostrarles que nos sentimos orgullosos, de lo que puedan provocar en las demás personas. Su forma de actuar beneficiará la buena marcha de la familia, el grupo de amigos, la escuela o el entorno donde se desarrollan.
Además, debemos guiar a los hijos, para que conozcan otras realidades distintas a la suya, sepan comprender el dolor o sufrimiento de un compañero, compartir alegrías y vivencias, en suma todo tipo de situaciones para que tenga un panorama más amplio de lo que sucede a su alrededor.
De acuerdo a las experiencias que se vayan presentando serán capaces de entender los problemas o dificultades que tengan que enfrentar. Está en las manos de los padres inculcar y orientar en valores para que los niños de hoy sean en el futuro, adultos responsables y con sólidos principios que los acompañen toda la vida.
Han dejado 1 comentario...
Rubén-juguetes
28 de febrero de 2012 a las 2:26 AM
Un problema que veo actualmente sobre el tema es el siguiente:
Vivimos en una sociedad muy competitiva y mucha gente decide que ciertos valores son prescindibles en pos de una competitividad desmesurada en muchos casos. Muchos padres creen que enseñar a los niños a ser empáticos con los problemas de los demás les harán débiles en un futuro volcando así parte de su frustración y problemas en ellos. Sé que es tarea difícil desconectar de todo ponerte a 0, pero tenemos una gran responsabilidad con la educación de nuestros peques. Animo a todos los padres para que sigan educando a sus hijos, sin duda lo mejor que pueden.