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Muchos niños se muestran un tanto difíciles para la comida, siendo un dolor de cabeza para los padres, quienes tienen que insistir a que prueben algo nuevo o ingieran lo preparado. La preocupación crece cuando piensan que los hijos no se están alimentando correctamente y que no desean probar cosas diferentes.
Tras un duro día de trabajo, esta tarea se torna aún más ardua, ya que algunos pequeños están acostumbrados a hacer su voluntad. No debemos permitir que el niño tome el mando de la situación, porque les haremos un enorme daño. Mucho menos, entrar en discusión para que el pequeño decida comer. Con amor y paciencia podemos conseguir que nuestros hijos coman bien.
Depende de la edad que tenga el niño para determinar el por qué de ciertos comportamientos, ya que no todos reaccionan igual ante las circunstancias. Por ejemplo, cuando tienen 2 años comienza a ejercer su independencia y a rechazar algunos alimentos, es la manera de reafirmarse ante el asombro y la impotencia de los padres. Además, buscan medir la reacción de los padres, a través de la observación de sus actitudes.
Los niños superan el miedo que pueda surgir ante las situaciones nuevas y la necesidad de reafirmarse, durante la edad escolar. Incluso, existen ocasiones en las que los niños desean comer lo mismo, sin embargo, esto no debe ser motivo de preocupación.
Hay que tener en cuenta que en cierta edad los niños sienten que tienen el control de su vida, por lo tanto no hay que presionarlos o chantajearlos cuando algo no les guste, ya que solo conseguiremos que se siga resistiendo.
Parece difícil de creer, pero la mayoría de los niños que se alimentan mal o les cuesta probar cosas nuevas, resulta que por el contrario, están bien alimentados, tienen las suficiente calorías y nutrientes necesarios en su dieta habitual. Por lo tanto, no hay por qué preocuparse cuando el niño no presenta un paladar variado como el de un adulto.
El niño crece, mientras gana peso, no hay de qué preocuparse por los problemas de desarrollo. De todos modos, no debe descuidarse de la alimentación en general, invitándole a probar nuevos sabores y comidas. Puede presentarse la situación que no desee comer, no hay que obligarlo solo promover que intente al menos probar el alimento.
En algún momento observarás que el niño comenzará a comer aquello que en un inicio no le agradó o no quiso probar. Hay que recordar, que siempre debes ofrecerle variedad en su alimentación, y prepararlo en diversas presentaciones para hacer atractivo el producto o comida, solo así lograremos que el niño se anime a comer de todo, sin tener problemas en el futuro o cuando tenga que recibir una invitación.
Hay que visitar regularmente al pediatra para ver que todo esté en orden durante el crecimiento del niño, ya que en ocasiones pueda que no crezcan rápidamente como quisieras. No todos los pequeños crecen en la misma medida y aceleración.
Es normal que algunas veces el pequeño pueda vomitar o sentir arcadas debido a alguna comida, pero sí hay que estar atentos a que esto no suceda a menudo, lo cual sería un signo de que existiría un problema con su alimentación. No debemos trasladar nuestros miedos y temores al niño, no presionarlo y obligarlo a ingerir los alimentos, si es así podremos obtener un efecto contrario.
No se debe usar trucos como condicionar un premio por el hecho de que consuma un determinado alimento, es común decir te invitaré un helado, te compraré un juguete o golosina si comes esto o aquello, al hacer esta práctica podemos lograr que rechace la comida que deseamos que consuma y le dé énfasis a la alternativa que le damos.
Tampoco se puede hacer lo contrario, “si no comes todo, luego no irás al parque a jugar con los juguetes“; “si no ordenas los juguetes, no comerás postre”
La comida es la acción más importante que repite un ser un humano cada día, por ello hay que entender la alimentación como un hecho cotidiano y básico. Nunca debe ser un instrumento de persuasión.
La situación es similar al caso planteado anteriormente, debido a que los niños sabrán que si esperan un tiempo determinado pueden conseguir aquello que les gusta más. Hay que hacerles entender que la comida que está servida en la mesa es la que deben comer, y no tienes por qué preparar algo de último momento para improvisar.
Si el contexto se torna complicado y no desean comer lo que les ofreces, puedes ofrecerle alguna alternativa saludable como un bol de leche con cereales. Ello puede ayudar a no discutir evitando discusiones innecesarias en la mesa.
Es conveniente crear un ambiente tranquilo e ideal para ingerir los alimentos, el niño sabe en el fondo que necesita una buena comida que le permitirá crecer y estar saludable, por ello lo mejor que podemos ofrecerle es una variedad de alimentos ideales para su crecimiento, creando un entorno óptimo para su consumo.
A continuación unos consejos prácticos que pueden ayudar en su sana alimentación:
-No favorecer una actitud pasiva en nuestros hijos. Cuando come no se le puede distraer con juguetes, juegos, cuentos … A la hora de comer no se puede hacer otra cosa. Se le puede dar convesación para distraerle, pero debe comer él.
-Comenzar cuanto antes: Para la creación de buenos hábitos de alimentación, el tiempo resulta ser clave. Si no seguimos una línea, los niños desarrollarán malos hábitos en sus alimentos. Por lo tanto, es ideal brindarles una variedad de posibilidades y animarlos a probar cosas nuevas. Si observamos un síntoma de comportamiento “tiquismiquis”, debemos explicarles por qué no es aconsejable comer siempre la misma comida.
-Implicarles: Los niños pueden involucrarse en la preparación de las comidas, ir de compras con ellos, permitirles que aprendan a elegir buenos alimentos que luego probarán en casa.
-Ponerles una cantidad de comida lógica. Hay que conseguir que nuestros hijos acaben con la comida del plato. Es mucho más conveniente que acabe con el plato y repita que se desmotive con una gran cantidad de comida.
-No poner muchas normas desde el principio en torno a la comida. Las reglas deben ir poco a poco. Primero debe comer, luego podrás establecer lar nomas de no meter las manos en el plato, comer con los cubiertos, limpiarse en el babero…
-Tener en cuenta su opinión: Para los niños resulta agradable saber que se preocupan por ellos y preparar comidas que a ellos les gusta. Pero no debemos abusar de esta condición, evitando preguntas que dejen a su criterio la elección de ciertas comidas, que sabemos no será del todo óptimo para su alimentación.
-Ser realista: Sabemos que cuando presentamos un plato por primera vez, es probable que tenga ciertos reparos, no pretendamos que coma el plato completo. Podemos empezar con pequeñas cantidades, de tal manera, que cuando repitamos ese plato en otra ocasión, deberá comer un poco más. Evitar retirar el plato de la mesa sin que haya probado un bocado.
-Educar al paladar: Lograr que un plato se convierta en su preferido toma tiempo, incluso hay estudios que señalan que para que un plato sea del agrado de una persona, se pueden requerir que 15 a 20 veces de servirse la misma opción para decidir si les gusta. Hay que tener paciencia.
-Ser un modelo: Es indispensable que los niños coman reunidos con sus padres en la mesa, guiándolos con el ejemplo de alimentarse bien. No esperemos que los niños coman de todo, si los padres no lo hacen.
-Comer todos lo mismo: Es un error preparar comidas diferentes para los padres e hijos. Por el contrario, la comida debe ser igual para todos, luego se irá rotando el menú para atender los gustos de cada uno, de tal manera, que conozcamos las preferencias de todos, cuando la comida es variada en la semana.
-Tiene que comer siempre en el mismo sitio. Intentar que siempre sea el mismo. Debe entender que no puede levantarse hasta que termine de comer. Si hay más personas en la mesa, no se le debe obligar a estar ahí hasta que todos acaben si él ya ha comido lo suyo.
-Atender a las circunstancias: Los paladares son diversos, por ello puede presentarse la situación que al niño no le guste el color, la textura o el sabor de alguna nueva comida. Es así que se presenta la ocasión de que exprese que algo no le agrada cuando ni lo ha probado. También se dan casos, en los que una comida le puede recordar que comió algo cuando estuvo enfermo o lo asocie a una situación desagradable para él. Ante estos casos, podemos esperar a que pase cierto tiempo cuando sea mayor para que cambie de parecer.
-Aprovechar las meriendas: Los niños necesitan alimentarse varias veces al día más que comer mucho en una solo ocasión. Puedes aprovechar la merienda para ofrecerle rodajas de fruta, un batido, o bocadillo nutritivo. Hay que tener cuidado espaciando las comidas para que no pierda el apetito.
Pueden surgir problemas más adelante si obligas al niño a comer lo que no le agrada o lo que su cuerpo no admite. Es ideal que los pequeños empiecen a tomar sus propias decisiones en cuanto a la elección de su alimentación. Hay que recordar que en ocasiones nuestras percepciones no están ajustadas a la realidad y que si recontamos lo que consume en el día, comprobarás que satisface las necesidades nutricionales.
Por otro lado, hay que recordar que no se debe ceder al chantaje para prepararles algún alimento que no sea ideal para él. Debemos optar por algo estándar cuando no quiera comer. De todos modos, hay que tratar de que pruebe los alimentos, al menos una vez antes de retirar el plato de la mesa. Hay que tener paciencia en todo caso. Conocer y educar sus gustos tomará tiempo. Evitemos darles sermones y peleas, que no ayudarán.
Han dejado 1 comentario...
emi
6 de noviembre de 2012 a las 8:20 PM
mi hijo no desayunma ni come pan nada en la mañana no se q hacer