Juguetes por Edad
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Los padres deben comprender la importancia que representan los juguetes y el juego para sus hijos. El poder que tienen es grande porque permiten que el pequeño explore, conozca y juegue con los demás niños, por lo tanto hay que evitar interferir en la actividad natural. Hay que dejar que se desarrolle de manera casual.
Los adultos pueden convertirse en una especia de “guía lúdico”, observando y aumentando sus experiencias y expectativas de juego. Si vemos que el tiempo de juego se está acabando, debemos avisar al niño con anticipación suficiente para que pueda tener espacio de poner fin a la actividad que realiza, en forma espontánea y satisfactoria. Si sabemos respetar el tiempo de juego, será posible que se encuentren más dispuestos a colaborar cuando llegue la hora de comer o dormir.
Cuando los pequeños juegan presentan dominio de sí mismos y un conocimiento de su propio potencial en relación con los demás. Aprenden a conocer valores sociales, así como las responsabilidades que deben tener, se comunican de mejor manera, toman decisiones. Cada niño es un universo particular, la forma como juega desde pequeño relacionándose con los demás, nos da un indicio de cómo se comportará en su vida adulta.
Hay que dejar que el niño elija su propia forma de jugar, de ello depende de cómo sean sus decisiones más adelante, dentro del crecimiento como persona. Si se aplican reglas muy exigentes, puede limitar la autoexpresión natural. Como padres y guías, hay que saber facilitarles juguetes que potencien sus habilidades y destrezas.
Las experiencias lúdicas pueden ayudar al niño a:
- Asimilar un entendimiento del mundo.
- Aprovechar al máximo el juego con otros niños y adultos.
- Captar la atención de los demás de una manera adecuada.
- Estimular la concentración, habilidad ideal para aplicarla en el colegio.
- Explorar su curiosidad natural.
- Potenciar su capacidad para resolver problemas fomentando la espontaneidad.
- Todo ello contribuye al dominio del proceso del lenguaje.
Mientras los niños disfruten con lo que realizan, siempre y cuando se trate de algo positivo, habrá menor necesidad de llamarles la atención. Así cuando se divierten pueden ser capaces de construir edificios, jugar con bloques o con otros niños, en diferentes momentos.