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Muchas veces se deja de lado el desarrollo de las capacidades artísticas, por estar más preocupados en el aprendizaje de las matemáticas, lenguaje, inglés o ciencias. No nos damos cuenta que estamos limitando las habilidades de nuestros hijos y sobre todo, dejando de lado una posibilidad de descubrir sus talentos. Ambas áreas deben IR de la mano, para que los niños desarrollen su potencial en su máxima expresión.
Realizando actividades artísticas, los pequeños exploran la creatividad, aprendiendo autodisciplina y ganando mayor confianza en sí. Toda esta grata experiencia los ayudará a comprender mejor el mundo y verlo con otra mirada, analítica quizá. Asimismo, pueden expresar sus sentimientos, ilusiones y pensamientos, porque lo que dibujen o creen será el reflejo de lo que percibe y ocurre en su mundo interior.
En el ámbito del aprendizaje, el hecho de estimular la capacidad artística del niño, los ayuda a analizar, descomponer e interpretar determinadas situaciones para lograr un objetivo. Algunas investigaciones han demostrado incluso que las actividades manuales que el pequeño realiza, fortalecen su desarrollo académico y las transforman en un instrumento que los beneficia en el aprendizaje global.
A los niños les fascina interpretar, crear y hacer nuevas cosas. Ello favorece directamente en su autoestima. Leer el resto de este artículo ⇒
La creatividad nos beneficia en muchos aspectos. Uno de ellos es el mejoramiento en la capacidad de resolver problemas. Cuando el niño juega, resuelve una serie de “pequeños líos”, como cambiar de ropa a la muñeca o construir una torre con la suficiente base para que no caiga.
Asimismo, recrear a través de sus juegos lo que observa en el mundo real, es uno de los pasatiempos más apreciados por el niño. A los 12 ó 24 meses, el niño tiende a imitar aquellas actitudes que observa en las personas de su entorno más cercano, por lo que se debe fomentar esta clase de juegos, ya que activa su pensamiento creativo y aprende patrones de conducta.
De esta manera, el tiempo libre del niño se convierte en tiempo creativo, y, sin darse cuenta, el pequeño ya no sólo se divierte, sino que incrementa su curiosidad para entender qué es lo que lo rodea y lo empuja a enfrentarse a nuevos retos. Con ello, aprenderá a conocer mejor sus debilidades y fortalezas y también, a mejorar su autoestima.
Los juegos recomendables para esta etapa son: los de la comida o la hora del té, así como a la mamá o al papa, a limpiar la casa, a cocinar o conducir un coche. Leer el resto de este artículo ⇒