Según los estudios realizados, se ha podido observar que en ocasiones, los juegos que realizan los niños pueden influir en la profesión que eligen cuando sean mayores, es el caso de los arquitectos que han señalado que durante su infancia solían jugar con bloques de construcción. De la misma forma, los docentes jugaron a ser maestros, lo cual marcó su decisión de dedicarse a la enseñanza. Por su parte, los escritores creaban historias fantásticas como cuentos de aventuras y enlazaban personajes con situaciones de la vida real.

Los padres pueden ayudar a los hijos a enriquecerlos con inspiraciones similares. Es posible proporcionarles nuevas sensaciones que no dependan solo de productos, sino del valor que se le otorgue al tiempo de juego. Lo esencial es explotar al máximo su capacidad de imaginación y creatividad, a través de juguetes adquiridos o simplemente con objetos que se transformen en juegos creativos.

Hay que observar cómo el niño aprovecha el tiempo, aprendiendo de los juegos que realiza, no se trata solo de distracción y entretenimiento, sino también de aprendizaje.

La función de los padres es importante, textos por leer, diversas tareas por realizar y de las cuales son responsables, como la alimentación, la ropa y salud. Asimismo, el niño tiene que aprender a desarrollar habilidades sociales. El tiempo de juego brinda diversión, relajación, entretenimiento y socialización educativa.

Podemos ayudar al niño a que imagine nuevos mundos. Ello, lo acompañará durante toda su vida, estimulando la creatividad, sentido del humor, equilibrio y proporción, desarrollo social, entre otros beneficios.

Conforme examine las diferentes fases del desarrollo y sugiera variados juguetes, es posible aprender las técnicas básicas para animar al niño. Los padres aplicarán los consejos esenciales como limpiar, almacenar, comprar y reciclar juguetes que permitirán que se convierta en un experto “guía lúdico”.