Juguetes por Edad
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Los juguetes creativos son aquellos que logran un objetivo creativo: conseguir una meta, hallar soluciones, hacer acciones con una mayor productividad y eficacia…
Los juguetes creativos estimulan el desarrollo de cualidades creativas, también permiten detectar, superar o evitar barreras del niño ante la creatividad.
Se puede estimular que el niño sea creativo, sin embargo, no se le puede obligar. La creatividad es algo que no se puede obligar, sólo se puede incitar.
Del mismo modo, si los padres no tienen una actitud creativa para el juego, es muy difícil que logren transmitirsela al niño. No se puede promover el juego, y mucho menos el creativo, si los padres no juegan o si ellos mismos no crean.
El juego y la creatividad son dos conceptos estrechamente unidos. De hecho, no hay lugar para el proceso creativo si no hay en el niño una predisposición lúdica. Leer el resto de este artículo ⇒
Los juguetes bien seleccionados son uno de los mejores medios para favorecer la inteligencia de los niños.
En general, desarrollar la inteligencia no es un objetivo fácil, y el juguete debe reunir las siguientes características: fácil de comprender, que cause mucha curiosidad, que promueva el diálogo y que sea muy atractivo.
Según Howard Gardner en todo niño, desde la temprana edad, coexisten ocho clases de inteligencias, pero no todas con el mismo nivel de desarrollo, en este sentido, los juguetes cumplen un papel sustancial en el desarrollo de las mismas.
Juguetes adecuados para el desarrollo de las diferentes inteligencias en el niño:
Juguetes para el desarrollo de la Inteligencia lingüística: son aquellos que estimulan que el niño utilice la comunicación verbal de manera práctica.
Algunos ejemplos son: juguetes que tienen voz, música o sonidos con forma de ordenador, teléfonos de plástico, karaokes, juguetes que representan vehículos (coches, camiones, trenes…); cuentos con textos e imágenes, instrumentos musicales, animales de plástico, peluches juegos simbólicos (cocinas, juegos de tazas, cajas registradoras, aspiradoras…), juegos de rol (enfermeras, médicos, mecánico…), juegos de bloques, caballos hechos de madera, balones, juegos de dominó con ilustraciones para niños (animales, números, frutas…), juegos de disfraces, juegos de mesa o sociales… Leer el resto de este artículo ⇒
Los juguetes ayudan al bebe a desarrollar sus capacidades motrices porque le permite empezar a jugar con sus manos y pies, permitiéndole así tomar conciencia de su propio cuerpo.
El juguete es un apoyo para su desarrollo psicomotor. Ayuda a mejorar destreza de sus manos y pies, favorece el equilibrio, contribuye a potenciar sus capacidades físicas.
A medida que el bebé comienza a explorar su entorno se encuentra con diversos objetos con diferentes colores, formas, y sonidos que lo estimulan. Es así precisamente como los niños descubren la magia de los juguetes.
Más tarde, los niños descubren sus juguetes y desarrollan habilidades que les permiten madurar. Así las cosas, es preciso dejarles juguetes para que ellos mismos puedan ir explorando formas, sonidos, texturas… mediante sus manos y dedos. Leer el resto de este artículo ⇒
Un juguete puede reforzar enormemente el vínculo afectivo entre padres e hijos. Cabe resaltar que la demostración de cariño durante los primeros años del menor es vital, para un adecuado desarrollo de la personalidad.
Regalar un juguete resulta un excelente detalle para colocar una sonrisa en la cara de nuestros hijos. Pero no es suficiente. No basta con dejar un juguete e irnos, porque, de encontrarse el niño en una situación conflictiva, intentará exteriorizar sus sentimientos a través del objeto. Es así que vemos a pequeños que no pueden vivir sin su oso o muñeca preferida.
Él o ella se convierten en su confidente y crean un vínculo afectivo con el mismo, lo cual no es negativo, pero recordemos que nuestra presencia como padres debe ser fundamental.
De cualquier manera, los juguetes con los que debemos interactuar, sobre todo en sus primeros años son los muñecos, animales y peluches.
Si buscamos un juguete que contribuya a que el niño demuestre sus afectos, debemos elegir aquel que tenga un buen tamaño, armonía de colores, sea durable y suave al tacto, así como poder vestirlo y desvestirlo. Como ejemplo tenemos: osos, peluches, muñecas de trapo, etc. En cambio, lograremos el efecto contrario si elegimos un juguete fácilmente rompible, con colores demasiado fuertes, desproporcionado de tamaño, sin vestidos y una postura rígida.
Muy a menudo los niños tienen demasiados juguetes, más de los que realmente necesitan e incluso de los que son capaces de aprovechar.
Comprar muchos juguetes a un niño puede tener sus serios inconvenientes: propiciar que se vuelva caprichoso, que los valore poco, que pierda el interés más rápidamente y sea descuidado con ellos…
Los juguetes de un niño son lo primero que éste considera algo suyo. Así pues, es preciso enseñarle a que tiene que cuidarlos y valorarlos.
Tenemos que comprar y regalar juguetes suficientes y variados, pero no hacen falta que sean muchos. Es conveniente que el niño disponga de una fuente considerable de estímulos para permitir su desarrollo, así pues, deben tener una cantidad moderada de juguetes con los que jugar y desarrollar su propia imaginación y nuevas maneras de jugar con ellos. Leer el resto de este artículo ⇒
Llegar a consolidar habilidades propias de la motricidad fina es bastante más difícil que hacer lo propio con la motricidad gruesa. Por ello, estimularla no viene mal.
Hay que tener en cuenta que para lograr con éxito una habilidad motora fina es necesario planear la actividad, dedicar tiempo y diversos materiales (manualidades, rompecabezas…) que le gusten para poder jugar y que el niño no se aburra.
Son tareas idóneas para facilitar la motricidad fina: colorear, pintar, seguir figuras de puntos, recortar figuras, moldear figuras con plastilina… etc Leer el resto de este artículo ⇒
El desarrollo infantil es un proceso constante en el que el niño poco a poco va aprendiendo procesos cada vez más complicados de pensamiento, capacidad, movimiento, afecto y relación social.
Además, el desarrollo infantil es un proceso que se desarrolla con la participación e implicación de su propio entorno (la familia, personas cercanas, cultura, ideología, creencias…)
Aunque si bien es cierto hay secuencias predecibles en el desarrollo de un niño, cabe señalar que cada niño es una persona única y diferente al resto, con su propia configuración biológica. En este sentido, cada niño tiene su propia forma de ser, temperamento, capacidad de aprendizaje, tiempo para crecer, ámbito familiar… Leer el resto de este artículo ⇒
El movimiento que pueden realizar los niños se divide en motricidad fina y motricidad gruesa.
La motricidad gruesa es la que hace referencia a los movimientos de grandes grupos musculares, a la posición del cuerpo y a la capacidad de equilibrio. A medida que el niño va creciendo, empieza a mover de manera coordinada los músculos de su cuerpo, comienza a tener equilibrio, empieza a disponer de fuerza, velocidad y a agilidad en todos sus movimientos…
Evidentemente, el nivel de evolución es diferente -en cierta medida- de unos niños a otros en función de su sistema nervioso, su genética, su forma de comportarse, y el grado de estimulación de su entorno.
El grado de desarrollo de la motricidad gruesa va desde el cuello, pasa por el tronco del niño y la cadera, y finalmente termina en las piernas.
Cabe señalar que el desarrollo de la motricidad gruesa pasa por las siguientes fases:
1. El control de la cabeza a los 2 meses. El bebé comienza con este control cefálico. Por ejemplo, cuando el bebé está tumbado debe ser capaz de levantar y mover la cabeza. Para esto, necesita ir cogiendo fuerza en su cuello y en su espalda, además de hacer uso de las manos. Leer el resto de este artículo ⇒